1) Marco
histórico
2) Obra
de Antígona
MARCO HISTÓRICO
Antígona fue
escrita por Sófocles aproximadamente durante el año 442 a.C. Las fiestas
religiosas en honor de Dionisos que se celebraban alrededor de la segunda
semana de marzo, en el interior de la ciudad, y que eran a su vez
complementadas por las Dionisíacas de los Campos que se celebraban hacia
septiembre, en las afueras de la ciudad. En el Teatro de Dionisio.
OBRA DE ANTÍGONA
Contexto
El difunto
rey de Tebas, Edipo, tuvo nueve hijos varones, pero los
más importantes fueron: Polinices (hijo de Edipo y Yocasta) y Eteocles. Ambos acordaron turnarse anualmente
en el trono tebano, pero, tras el primer año, Eteocles no quiso ceder el turno
a su hermano, por lo que el primero llevó un ejército foráneo contra Tebas. Los
hermanos se dieron muerte mutuamente, pero fueron los defensores de Tebas los
que vencieron en el combate.
Prohibición de sepultar a Polinices
Antígona, hija de Edipo, cuenta a su
hermana Ismene que Creonte, actual rey
de Tebas, impone la prohibición de hacer ritos fúnebres al cuerpo de Polinices,
como castigo ejemplar por traición a su patria. Antígona pide a Ismene que le
ayude a honrar el cadáver de su hermano, pese a la prohibición de Creonte. Esta
se niega por temor a las consecuencias de quebrantar la ley. Antígona reprocha
a su hermana su actitud y decide seguir con su plan.
Antígona
desobedece la ley
Creonte anuncia ante el coro de
ancianos su disposición sobre Polinices, y el coro se compromete a respetar la
ley. Posteriormente, un guardián anuncia que Polinices ha sido enterrado, sin
que ningún guardián supiera quién ha realizado esa acción. El coro de ancianos
cree que los dioses han intervenido para resolver el conflicto de leyes, pero
Creonte amenaza con pagar menos a los guardianes porque cree que alguien los ha
sobornado. El cuerpo de Polinices es desenterrado. Pronto se descubre que
Antígona era quien había enterrado al cuerpo, pues intenta una vez más enterrar
al cuerpo y realizar los ritos funerarios, pero es capturada por los
centinelas. Antígona es llevada ante Creonte y explica que ha desobedecido
porque las leyes humanas no pueden prevalecer sobre las divinas. Además se
muestra orgullosa de ello y no teme las consecuencias. Creonte la increpa por
su acción, sospecha que su hermana Ismene también está implicada y, a pesar del
parentesco que lo une a ellas, se dispone a condenarlas a muerte.
Ismene, llamada a presencia de
Creonte, a pesar de que no ha desobedecido la ley, desea compartir el destino
con su hermana y se confiesa también culpable. Sin embargo, Antígona, resentida
contra ella porque ha preferido respetar la ley promulgada por el rey, se niega
a que Ismene muera con ella. Finalmente, es sólo Antígona la condenada a
muerte. Será encerrada viva en una tumba excavada en roca.
Antígona
frente a la muerte
El hijo de Creonte, Hemón, se ve perjudicado por la decisión de
su padre, ya que Antígona es su prometida. Señala a su padre que el pueblo
tebano no cree que Antígona merezca la condena a muerte y pide que la perdone.
Creonte se niega a ello y manda traer a Antígona para que muera en presencia de
su hijo. Hemón se niega a verla y sale precipitadamente.
Antígona va camino a su muerte y, si
bien no se arrepiente de su acción, ha perdido la altivez y resolución que
mostraba antes, al dar muestras de temor ante su muerte. La humanización de
Antígona resalta el dramatismo del momento.
Intervención
de Tiresias
El adivino Tiresias interviene en ese momento para
señalar a Creonte que las aves y los perros arrancan trozos del cadáver de
Polinices y los dejan en los altares y los hogares, señal de que los dioses
muestran señales de cólera. Acusa a Creonte de imprudente y vaticina que
alguien de la sangre de Creonte pagará sus errores con su muerte. El coro de
ancianos también aconseja al rey que cambie de actitud. Creonte, ante las
profecías de Tiresias, cede y se dispone a rectificar sus faltas.
Muerte de
Hemón y de Eurídice
Un mensajero explica a Eurídice, la
esposa de Creonte, cómo su esposo, tras suplicar perdón a los dioses, lavó y
honró el cadáver de Polinices, erigiéndole un túmulo funerario. A continuación
se disponía, juntos con los guardianes, a liberar a Antígona del sepulcro donde
había sido encerrada, pero ésta fue hallada ahorcada y Hemón se había suicidado
clavándose una espada tras encontrar a su prometida muerta. Quedó abrazado a
ella mientras moría.
Creonte aún tiene que soportar otra
desgracia más, pues al volver a palacio con su hijo muerto en brazos, es
informado de que su esposa Eurídice también se ha suicidado al conocer las
noticias por un mensajero.
El coro finaliza con un llamamiento
a obrar con prudencia y respetar las leyes divinas.
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