Panem et circenses, con estas palabras el poeta Juvenal
critica a los romanos que solo pedían a sus gobernantes pan y que los espectáculos
fueron gratuitos que organizaban
generosamente por entretener al pueblo, y de esta manera, distraer otros problemas.
La mayoría de estos espectáculos, tenían un origen muy antiguo, aunque llegasen al máximo apogeo a finales del
periodo republicano (siglo I aC) y durante el Imperio. Se conocían con el
nombre de ludus, en plural ludi, y se
desarrollaban en lugares especialmente
destinados a esto: el circo y el anfiteatro.
La pompa
La cursa iba precedida por una desfilada solemne que se llamaba pompa, esto prueba el origen religioso de este espectáculo. Encabezaba el desfile el magistrado que patrocina los juegos,vestido con la mejor ropa en un carro adornado magníficamente. Delante del carro iban músicos y bailarines y a su alrededor, un gran número de clientes vestidos con túnica blanca; a continuación,las imágenes de los dioses acompañadas de los sacerdotes. El ceremonial se respetaba escrupulosamente. Si se fallaba en algo, el desfile debía comenzar otra vez. El hecho de que alguno de los conductores que llevaban los carros de los dioses tocara las riendas con la mano izquierda, o que cayera un caballo, o que alguien sacara la cabeza por la ventana durante el desfile, era considerado un motivo que obligaba a detenerla procesión y volverla a empezar.
La carrera
Una vez acabado el desfile, comenzaba el espectáculo. Había carreras con carros de dos caballos, llamadas vigas, o de cuatro, o cuadrigas; las más frecuentes eran las de cuatro. En cada carrera se solían enfrentar cuatro aurigas, uno por cada color, y previamente se sorteaba el lugar desde donde salía cada uno. El presidente hacía la señal de salida con un pañuelo blanco (mappa) y se bajaba la valla que mantenía cada carro en el lugar de salida o carcer. La competición consistía en hacer siete vueltas alrededor de la spina, un muro de poca altura que dividía la pista en sentido longitudinal, y el ganador era el que llegaba primero a la meta, una línea blanca trazada a través de la pista frente a la tribuna de los jueces. El auriga llevaba una túnica con los colores de su equipo; se cubría con un casco y, en alrededor del pecho, numerosas tiras de cuero formaban una especie de coraza flexible. Entre estas tiras, llevaba un cuchillo con el que, en caso de accidente, podía cortar las riendas que llevaba atadas al cuerpo, y así evitaban que los caballos la arrastraran. Las caídas eran frecuentes, ya que los carros eran una especie de caja sobre ruedas que no pesaba más que el conductor, y los aurigas, para ganar terreno, se habían de acercarse lo más posible a la espina, por eso el rozamiento normalmente comportaba una caída, la destrucción del carro y, en muchos casos, la muerte del conductor. El número de pruebas reglamentario para un solo día era de doce carreras, pero luego de Nerón se aumentó a veinte y cuatro.
Las luchas de gladiadores
Los combates de gladiadores (munera) eran otra de las pasiones de los romanos y constituían durante el Imperio uno de los espectáculos favoritos de los que se hacían en el anfiteatro.
Origen y evolución
El primer combate de gladiadores tuvo lugar en Roma (246 aC). Los hijos de Junio Bruto, probablemente siguiendo una antigua tradición etrusca, quisieron honrar la memoria de su padre haciendo luchar tres parejas de esclavos en el Foro Boari (mercado de los toros). Al largo de los siglos III y II aC, el número de combates fue aumentando, pero ya habían perdido todo su significado ritual.
Hasta que se construyó el primer anfiteatro de piedra (20 aC), los munera se celebraban el circo o en algún allt lugar preparado adecuadamente. A partir de esta fecha, su lugar fue el anfiteatro. Los luchadores se podían enfrentarse uno contra uno, por parejas o por grupos. Cuando comenzaba el espectáculo, desfilaban haciendo una vuelta al recinto, y cuando llegaban a la tribuna donde se encontraba el emperador, se dirigían con este saludo: Ave, Caesar, morituri te salutant (César, los que deben morir te saludan).
Clases de gladiadores
Había luchadores de categorías diferentes, según las armas con las que compitieran.
• Los retiarii iban medio desnudos, cubiertos sólo con una especie de taparrabos (subligaculum); como armas usaban una red con plomos que colgaban, como las los pescadores, un tridente y un puñal. Solían enfrentarse con otro gladiador, llamado secutor, armado con casco, escudo y espada, que era de movimientos ágiles, ya que iba a ser capturado por las redes del retiarius.
• Otros gladiadores, fuertemente armados, eran los samnitas, galos y tracios, que llevaban casco, coraza, escudo, espada y puñal. Iban armados como los soldados de varios pueblos sometidos por los romanos.
• Los essedarii iban subidos en carros conducidos por aurigas. Tenían que hacer caer el rival y destruirle el carro; los combates solían terminar a pie, en el centro de la arena.
• Los equites luchaban a caballo, armados con una lanza, casco y escudo. Situados en extremos opuestos de la arena, se abalanzaron el uno contra el otro con la intención de hacer caer al oponente.
Cuando en la lucha caía al suelo un contendiente vivo, el presidente de los juegos solía dejar en manos del público el destino del vencido. El triunfador era premiado con una palma con la que daba una vuelta en el anfiteatro.
Además de las carreras y de los combates de gladiadores, los romanos celebraban con éxito otros juegos en los que intervenían animales (venationes), organizaban batallas navales (naumaquiae) o se representaban los mitos griegos. Todas estas celebracines se desarrollaban con gran realismo y proporcionaban a los espectadores emociones tan fuertes como los combates de gladiadores.
Las termas
En prácticamente todas las casas de la Roma clásica había un balneum, y quien no tenía podía ir a los baños públicos, que había muchos en todas las ciudades importantes; unos construidos por particulares, para explotarlos como negocios, los balnea meritoria; otros, más grandes y más lujosos, construidos por el Estado, las termas.
Las termas públicas eran propiedad del Estado, que acostumbraba a arrendarlas a particulares a cambio de una determinada cantidad.
El arrendador (conductor) cobraba al usuario una pequeña cantidad, pero a veces un magistrado abonaba al arrendador el dinero del contrato y obsequiaba el pueblo con entrada libre durante todo el año; así lo hizo Agripa en el año 33 aC, cuando fue edil.
El uso de las termas se generalizó en el mundo romano a partir del siglo I aC, cuando se descubrir un sistema que permitía calentar y distribuir agua caliente. Un horno (hypocaustum), construido bajo una cámara especial y calentado con carbón, irradiaba aire caliente que era conducido por un tubo (vaporium) a través de cavidades del suelo y de ladrillos huecos (tabulado) de las paredes. Respecto del sistema usado para calentar el agua, el arquitecto Vitrubio lo describe detalladamente: «Hay que poner tres calderas de cobre sobre el horno; una para el agua caliente, otra para el agua tibia y otra para el agua fría, por lo que la caldera del agua tibia suministre a la caliente tanta cantidad de agua como derrame y, a la vez, la de agua fría pase a la de tibia tanta agua como esta traspase a la de arena. »
Distribución de unas termas:
• Apodyterium. Era la habitación cercana al pórtico de la entrada, donde los bañistas dejaban la ropa. Había un banco y en la pared unas hornacinas sin puertas, donde se depositaba la ropa y otros objetos personales, que un esclavo vigilaba.
• Frigidarium. Era la sala destinada a los baños de agua fría. En las grandes términos, el frigidarium estaba descubierto e incluía en sus instalaciones una gran piscina donde se podía practicar la natación.
• Tepidarium. Era la habitación de temperatura tibia que preparaba al bañista para la de agua caliente
• Caldarium. Baño de agua caliente. Era la habitación más luminosa y adornada. En los grandes términos incluso había piscinas donde poder nadar. A las más pequeñas, la gente se bañaba en bañeras o depósitos de agua caliente llamados labra.
• A veces, el caldarium se añadía el laconicum, para tomar baños de vapor; era una habitación más pequeña muy calentada, con un techo semiesférico que se podía abrir o cerrar a voluntad, y así se regulaba la temperatura de la sala.
Organización de los baños
Los baños se abrían a mediodía y se cerraban a la hora de la puesta de sol.
En los lugares destinados al baño había departamentos separados para hombres y mujeres. Si no había espacios separados, el establecimiento abría unas horas al día para las mujeres y otras horas para los hombres. A veces, durante el Imperio, se permitió el baño conjunto de hombres y mujeres, como se puede deducir de la información transmitida por algunos epigramas de Marcial. Para el baño se utilizaban aceites, cremas, toallas para secarse, y strigilis (almohaza), un cepillo de forma curva con el que los bañistas se sacaban los ungüentos que el masajista les daba después de los ejercicios físicos.
Principales termas romanas
El nombre de términos se usó por primera vez en unos baños construidos por Agripa en el año 25 dC. Nerón construyó unas termas en el campo de Marte, hoy totalmente desaparecidas. Los primeros términos de carácter monumental son las que comentó Zar Domiciano e inauguró Trajano (principio del siglo II); pero fueron ampliamente superadas por las de Caracalla, que se inauguraron el año 216. Se podían bañar 3.000 personas a la vez; el caldarium tenía 1.600 asientos para bañarse sentado. A todas las dependencias había una temperatura agradable y los suelos estaban cubiertos de ricos mosaicos, y había muchas estatuas y pinturas que decoraban las paredes.
La historia de Roma está unida a la del ejército, ya que fue la base para expandir los sus dominios, recurrió para fundar ciudades y llenar Europa de calzadas y puentes, y se convirtió en uno de los vehículos de romanización más sólidos.
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